EGF significa Factor de Crecimiento Epidérmico. Los factores de crecimiento son activadores celulares: son moléculas de señal que se comunican con las células, enviando un mensaje para reparar, rejuvenecer o proliferar. Cientos de factores de crecimiento diferentes controlan los más de 300 tipos de células en los humanos. Son los capataces cruciales en la obra de construcción que es el desarrollo de su cuerpo, y trabajan a plena capacidad durante años. Desde el nacimiento hasta la edad adulta, nuestros cuerpos fabrican copiosas cantidades de varios factores de crecimiento que afectan el crecimiento de todo, desde los huesos hasta los órganos, los nervios y la piel. Pero cuando alcanzamos la madurez, la producción disminuye. Como resultado, la renovación y reparación de las células se ralentiza, afectando eventualmente a nuestra salud y apariencia. De hecho, nuestra piel se adelgaza un 1% cada año después de cumplir 20 años, y cinco años después de la menopausia, nuestra piel se adelgaza un 30%. Desde 1986, la investigación médica sobre los factores de crecimiento ha explotado. Los grandes avances incluyen tratamientos que salvan vidas como el uso de G-CSF, un factor de crecimiento que induce la producción de glóbulos blancos después de la quimioterapia. El EGF, o factor de crecimiento epidérmico, ayuda a las víctimas de quemaduras a desarrollar nueva piel y a acelerar la recuperación de las heridas. Pero el EGF también puede usarse para reponer el suministro propio del cuerpo, que disminuye con la edad. La aplicación de EGF estimula la proliferación de las células de la piel del propio cuerpo, aumentando la renovación y el brillo de la piel, al mismo tiempo que retarda el proceso de envejecimiento. Aumenta la producción de colágeno y elastina, el andamiaje de la piel, aumentando el tono y la elasticidad. Aumenta la capacidad de la piel para almacenar agua y reducir la pérdida de agua. El resultado es una piel más sana, más densa, más hidratada y de aspecto más joven.